“Todos los problemas en torno al cabello son enfermedades”
Diez años. Cuando empecé a formarme en cirugía capilar había que irse al extranjero. Aún hoy, son muy pocos los expertos españoles que están dispuestos a mostrar su trabajo para que otros aprendan. En nuestro campo no existe siquiera la especialidad de cirugía capilar en ningún sitio del mundo, salvo ahora, que hemos empezado a impartirla en la Universidad de Alcalá de Henares y en la Complutense de Madrid.
Somos los primeros que contamos con una formación oficial dentro de la universidad pública.
Tendemos a pensar que en todos los campos lo hacen mejor fuera que aquí. Sin embargo, la medicina española está a la vanguardia en gran parte de las especialidades. A día de hoy, muchos de los mejores especialistas de cirugía capilar están en España. Tengo pacientes que han ido a Canadá, Estados Unidos o Bélgica buscando una solución y no la han conseguido hasta llegar a nosotros. Yo cada vez opero a más pacientes alemanes, italianos, suizos, rusos… Está aumentando mucho la demanda porque estamos logrando cada vez una mayor presencia internacional y somos la vanguardia de estos tratamientos.
Hay dos motivos. Por un lado, es un problema estético que preocupa mucho a los hombres y cada vez más a las mujeres. Por otro, la incidencia de enfermedades que provocan alopecias se ha disparado totalmente, igual que se crece mucho lo que llamamos alopecia común o androgenética, que es la más frecuente.
Ahora mismo, a los 50 años de edad, el 50% de los hombres y el 50% de las mujeres sufren este tipo de alopecia. Además, está apareciendo a edades cada vez más tempranas y está aumentando mucho el número de personas que la padecen por debajo de los 30 años, incluso antes de los 20.
Muchas personas han recurrido a tratamientos capilares pero no siempre se logran los resultados previstos.
Es necesario un mayor control sobre las actividades en nuestro sector. Yo he tenido que arreglar muchos casos mal tratados y mal operados, con deficiencias estéticas, como lo que llamamos “pelo de muñeca”, en los que se nota cada implante y se aprecia que el cabello no es natural. O, simplemente, pacientes que han sido sometidos a operación cuando a veces no es necesaria y hay tratamientos alternativos más eficaces. Cuando conocen los avances y los estudios previos que hacemos en Salagaray para realizar un diagnóstico certero, les reconforta mucho.
Sí. Todos los problemas tienen una solución, sea mejor o peor, más sencilla o más complicada.
El primer paso fundamental es realizar un buen diagnóstico para definir el problema; a partir de ahí, en nuestra clínica empezamos con un tratamiento conservador y buscamos las mejores fórmulas para solucionar las secuelas que ha causado la enfermedad. Así, manejamos el abanico completo de posibilidades. Siempre establecemos una serie de escalones con el paciente, empezando por un tratamiento suave y natural; si no es suficiente, pasamos a un tratamiento farmacológico, de ahí a la bioestimulación o la cirugía. Aunque hay casos en los que claramente no puedes empezar por el primer paso, como alopecias muy avanzadas o cicatrices, en las que tenemos que acudir a la cirugía.
¿Qué porcentaje de problemas son médicos y cuántos estéticos?
La alopecia se considera una enfermedad a día de hoy. No provoca una alteración en la salud del paciente pero sí lo hace en la salud psíquica, que es muy importante. Un 30% de las mujeres que operamos, que seguían un tratamiento contra la depresión, lo abandonan tras la operación porque su problema venía de un trastorno obsesivo-compulsivo. De ahí que, una de nuestras fuentes de pacientes sean los psiquiatras.
Todos los problemas en torno al cabello son enfermedades. La alopecia puede ser una enfermedad del cabello o un síntoma de otra enfermedad general. Por ejemplo, muchos pacientes padecen hipotiroidismo y uno de sus primeros síntomas es la caída de pelo; en este caso, una vez diagnosticado y solucionado, acabaremos con la caída del pelo. También ocurre con la anemia en mujeres, la falta de vitamina B; hay muchas enfermedades a nivel general que provocan alteraciones en el cuero cabelludo. Otro ejemplo es el lupus, que también es cada vez más frecuente, y su primera manifestación en los cuadros agudos son placas de alopecia, cicatrices que no se van a recuperar, pero nos permiten diagnosticar precozmente el lupus, tratarlo y evitar problemas mayores, tanto en el cuero cabelludo como en otros sitios.
Totalmente: con endocrinos, ginecólogos y dermatólogos, entre otros especialistas, que nos ayudan a lograr un diagnóstico certero de manera que, si el paciente tiene que someterse a una cirugía, lo haga en las mejores condiciones. La pregunta más frecuente que hacen los pacientes es: usted me pone pelo, pero ¿cuánto tiempo me va a durar? Para poder contestarle, lo primero que hay que entender es que la cirugía no cura, soluciona un problema.
Por eso es tan importante el diagnóstico. Si el problema es hormonal hay que acudir al endocrino o al ginecólogo; si es de piel, al dermatólogo; si está derivado de un síndrome de ovario poliquístico, al ginecólogo. Derivamos al paciente al especialista que corresponda, que estabiliza el problema y después nosotros solucionamos las secuelas que haya dejado.
El cabello es prioritario en nuestra imagen. Es el elemento que da personalidad a la cara, junto con las cejas. De hecho, nosotros tratamos alopecias en cualquier parte del cuerpo y una de las zonas más solicitadas son las cejas. Esto se da más en las mujeres que, por alteraciones hormonales, por problemas de anemia o porque se han depilado durante muchos años, siguiendo la moda del momento, encuentran que el pelo ha dejado de salir y ahora hay que reponerlas porque se llevan anchas o no se ven bien sin pelo.
En el hombre sólo se dan casos por traumatismo o tricotilomanía, una enfermedad que consiste en arrancarse pelo de forma convulsiva, como un tic, en la ceja o en otro lugar. Lo hacen tan frecuentemente que al final deja de salir el pelo.
Todos los días vemos publicidad de nuevos productos que afirman recuperar unos porcentajes “X” de pelo, aunque muchos son cuestionables. Los productos milagro no existen. Sin embargo, la investigación ha avanzado mucho y cada vez sabemos más sobre las enfermedades.
Este proyecto está centrado en el paciente, con un tratamiento personalizado, para que tenga todo el respaldo necesario. Una clínica pequeña que le va a cuidar, en la que va a tener todo el apoyo y los mejores profesionales en colaboración para tratar su problema. Después de tantos años de trabajo creo que lo más importante para un médico es entender que las personas que vienen a consulta tienen un problema, una gran preocupación y necesitan, no sólo un tratamiento correcto, sino también alguien que les genere confianza, que les apoye en un camino que es difícil para ellos y que les ofrezca una información veraz y una solución adecuada a sus expectativas.
Primero se hace una valoración clínica y se realizan las pruebas complementarias necesarias en cada caso: analítica, biopsia e interconsulta con otros especialistas de primera línea que, a su vez, son ginecólogos, endocrinos, etc., y que se han especializado en problemas de cabello. A partir de los resultados, se hace un diagnóstico de la enfermedad y el tratamiento más aconsejable.
En este punto es fundamental saber qué quiere el paciente: si pretende simplemente parar la caída, mejorar un poco o mucho, cuánto cabello quiere recuperar… Según las expectativas de cada persona le ofrecemos distintas opciones en las que siempre sabe en qué va a consistir, la duración aproximada y el resultado que puede esperar.