Inés.
Justo después de ser madre y con poco más de treinta años, a Inés le diagnosticaron un tumor cerebral muy agresivo. Los médicos pudieron salvar su vida aunque las consecuencias para su imagen fueron duras: una enorme cicatriz en toda la parte central de la cabeza y hundimiento de algunas zonas craneales.
Además, el posterior tratamiento con radioterapia que fue necesario aplicar hizo que su cabello no volviera a salir. Su decisión más inmediata fue optar por usar una peluca pero tenía la piel muy sensible y llegó a no tolerarla.
La reparación de cicatrices es una de las casuísticas comunes dentro de los tratamientos capilares con microinjerto y ofrece muy buenos resultados. El tratamiento es capaz de devolver al paciente su aspecto original y disimular cualquier tipo de cicatriz después de operaciones, como es el caso de Inés, o también accidentes, quemaduras, etc.
Ahora, Inés ha recuperado su imagen: la misma línea de nacimiento de pelo, el mismo peinado… la enfermedad está olvidada.