Sergio.
Con poco más de 20 años, Sergio empezó a notar cómo perdía cabello de forma gradual pero imparable. En poco tiempo, se quedó sin volumen, lo que le dificultaba poder realizarse cualquier corte de pelo y le obligaba a buscar los peinados que le ayudaban a disimular la escasez.
De forma paulatina el pelo empezó a clarear por toda la cabeza. En una persona tan joven, aparte de los efectos psicológicos de no poder elegir su imagen, la falta de cabello envejece y cambia completamente la percepción de las facciones.
Un microinjerto ha devuelto a Carlos un aspecto mucho más acorde con su edad y le ha permitido elegir sus cortes de pelo y su imagen como cualquier persona sin problemas capilares.